ETAPAS DEL DESARROLLO COGNITIVO
DE 2 A 6 AÑOS
El Desarrollo infantil
Jean Piaget dedicó varios de sus trabajos al estudio de las estructuras cognitivas en el niño. El niño desde que nace, va desarrollando sus estructuras cognitivas por medio de las experiencias. Decía Ortega y Gasset que “somos lo que hacemos”. El pensamiento del niño corre secuencialmente y en paralelo a su crecimiento, llevando a cabo varias funciones de coherencia como son las de clasificación, simulación, explicación y relación.
Piaget concibe la inteligencia como la capacidad de adaptación al medio que nos rodea. Esta adaptación consiste en un equilibrio entre dos mecanismos indisociables: la acomodación y la asimilación.
El desarrollo cognoscitivo comienza cuando el niño inicia a realizar un equilibrio interno entre la acomodación y el medio que lo rodea y la asimilación de esta misma realidad a sus estructuras.
Este desarrollo (generalista, nunca definitorio de un niño en particular) prosigue un orden determinado, que incluye cuatro etapas, senso-motor (0-3 años), preconcreto o preoperatorio (3-7 años), concreto (7-13 años) y formal (13-19 años). Cada uno de estos periodos o etapas está constituido por estructuras originales, las cuales se irán reforzando a partir de la etapa anterior.
El ser humano estaría siempre en constante desarrollo cognoscitivo, por lo tanto con cada experiencia nueva de deberá reestablecer un equilibrio. Julián Marías dice que la identificación de cada persona se basa en sus “experiencias radicales”. ¿Cuál es el papel que juegan la acomodación y la asimilación para poder llegar a un estado de equilibrio?. El niño, al irse relacionando con su medio ambiente, irá incorporando las experiencias a su propia actividad, y es aquí donde interviene el mecanismo de la asimilación puesto que el niño asimilaría el medio externo a sus estructuras cognoscitivas ya construidas, sin embargo las tendrá que reajustar con las experiencias ya obtenidas, lo que provoca una transformación de estructuras, es decir, se dará el mecanismo de la acomodación.
No obstante, para que el pensamiento pase a otros niveles de desarrollo, deberá presentarse un tercer mecanismo, se trata del “equilibrio”, el cual es el balance que surge entre el medio externo y las estructuras internas del pensamiento.
La asimilación de los objetos externos es progresiva y se realiza por medio de todas las funciones del pensamiento: la percepción sensitiva, la memoria, la inteligencia práctica, el pensamiento intuitivo y la inteligencia lógica.
Al conocer la evolución de las estructuras cognoscitivas se torna más fácil comprender el papel que juegan los mecanismos de adaptación y acomodación en el desarrollo educativo.
Primer periodo
Piaget marcó el inicio de las etapas del desarrollo del niño con el periodo senso-motriz.
El niño, desde que nace, mediante percepciones de movimientos irá entrando poco a poco a una asimilación sensorio-motriz.
Al nacer, el primer movimiento que presenta es el reflejo de succión, el cual presentará un avance progresivo, es decir, en los primeros días, cuando la madre comienza a darle pecho, el presentará pequeñas problemas para succionar, sin embargo en algunos días irá asimilando dicha acción.
Al llegar a las dos o tres semanas el niño comenzará a presentar lo que Piaget llamó “inteligencia práctica” que se construye exclusivamente con la manipulación de objetos. Esta manipulación le permitirá percibir movimientos, estos estarán organizados en “esquemas” de acción.
Conforme el niño siga manejando objetos y experimentando diversas conductas se desarrollarán y multiplicarán los esquemas de acción (pero no se debe perder de vista que esta asimilación está en un nivel sensorio-motriz).
En el transcurso del primer año, el niño presentará un marcado egocentrismo, esto provoca que la causalidad vaya implícita en la propia actividad de niño, no hay relación entre un acontecimiento y otro, no obstante, en base a la propia experiencia, el bebé podría comprobar que existe una pausa para cada suceso.
Por ejemplo: el niño se da cuenta de que cuando tira de un mantel y algún objeto se encuentra encima de éste, el objeto caerá al suelo, o si tira de un cordón a cuyo extremo hay atada una campana, sabrá que la campana sonará. O si aprieta un interruptor se enciende la luz. Por lo tanto, el niño reconoce las relaciones de causalidad ante su objetivo y localiza, pues, las causas.
Un suceso importante en el desarrollo cognoscitivo del niño es la aparición del lenguaje, el niño utilizará la expresión verbal para poder relatar sus acciones, lo cual conlleva otros acontecimientos también importantes. Uno de ellos es el inicio de la socialización.
Este es el momento en que el niño se relacionará más cercanamente con el medio social. Otro suceso interesante presente también en esta primera etapa es la interiorización de la palabra, es decir, que el niño tendrá en la mente su propia interpretación de una palabra, hasta llegar a interiorizar acciones, lo cual hace que se genere el pensamiento.
El pensamiento
simbólico
(perdura de 2 a 4 años)
El pensamiento
simbólico aparece gracias a la función simbólica -capacidad para evocar
mentalmente palabras o imágenes-:
Manifestaciones
de la función simbólica
Imitación
diferida. El niño es capaz de repetir, de memoria, la conducta de un modelo
ausente.
Juego
simbólico. El niño utiliza un objeto con una finalidad distinta a la real.
Según Piaget, el juego simbólico permite transformar lo real, por asimilación,
a las necesidades del yo. Le proporciona al niño un medio de expresión propio y
le permite resolver los conflictos que le plantea el mundo de los adultos.
Lenguaje
referido a hechos pasados. El niño es capaz de narrarnos algo que ha ocurrido
anteriormente.
Imágenes
mentales. Son imitaciones interiorizadas, evocaciones, representaciones
mentales. Son difíciles de conocer por su carácter interno. Puede llegarse a
ellas indirectamente, por ejemplo, a través del dibujo. Pueden ser según su
contenido, visuales, táctiles, auditivas, etc.; y según su estructura, imágenes
de movimiento (que a su vez se subdividen en imágenes de reproducción y de
anticipación). Los niños tienen dificultad para tener imágenes de movimiento,
pues se precisa un mayor desarrollo cognitivo.
Dibujo. Es el
intento que hace el niño de imitar la realidad, inicialmente en forma de
garabatos a los que pronto atribuirá un significado. Los dibujos de los niños
son bastante realistas, aunque son más bien una copia del modelo interno que
poseen. El dibujo pasa por las siguientes etapas:
Realismo
frustrado: el niño organiza los elementos del modelo como puede.
Realismo
fortuito: el niño descubre el significado del dibujo durante su realización.
Realismo
intelectual: el niño dibuja de perfil, no tiene en cuenta la perspectiva; pero
dibuja los rasgos esenciales del objeto.
Realismo visual
(de 8 a 9 años): el niño representa un objeto ateniéndose lo más posible a las
relaciones entre sus elementos.
El dibujo tiene
gran valor pedagógico, pues es una forma de representación de la realidad mucho
más natural que la escritura -que es totalmente arbitraria-. Además ayuda al
desarrollo motor.
Más
características del pensamiento simbólico
Tanteo
interiorizado. El niño busca soluciones mentales a un problema (por ejemplo,
piensa cómo deberá apilar una torre de cubos).
Preconceptos.
El pensamiento simbólico está basado en preconceptos. Son
ideas previas
que tenemos sobre algo. Piénsese en las características de una pelota: son
menos generales que el propio concepto de pelota.
Razonamiento
transductivo.
Centralización.
El niño se fija sólo en uno de los aspectos de una situación; o no es capaz de
coordinar varios aspectos a la vez. Por ejemplo: no puede fijarse en el alto y
ancho de un objeto.
Pensamiento
inductivo
(perdura de 4 a 7 años)
Características
Se asienta en
el lenguaje hablado. Hacia los 4 años, el lenguaje del niño aumenta
desmesuradamente (=superabundancia verbal, es decir, el niño utiliza muchas
expresiones que no entiende, habla mucho; su vocabulario aumenta).
Nueva
estructura cognitiva. El pensamiento intuitivo implica un proceso de
reorganización que se comprueba en la posibilidad de entablar una conversación
continuada con el niño, sobre una experiencia concreta.
Los
preconceptos ganan en generalidad y precisión.
Curiosidad sin
límite. El niño se encuentra en la “edad del por qué”, lo cual implica una
mayor necesidad de contacto y comunicación.
Regulaciones
intuitivas. Aparecen como aproximación a un pensamiento más correcto. Son
oscilaciones del pensamiento. El niño piensa sobre lo que percibe pero no
supera lo percibido.
Centralización.
El niño es capaz de tener en cuenta todos los aspectos de una situación, o no
puede coordinarlos todos a la vez.
Ante lo que
ignora, el niño utiliza expresiones del tipo:
Realismo. El
niño cree que todo es real (por ejemplo, las pesadillas)
Animismo. El
niño dota de vida a seres inanimados.
Artificialismo.
El niño cree que todo ha sido creado por las personas.
Etapa
preoperacional
(2-7 años)
Esta etapa se
halla entre la etapa Sensoriomotora y la etapa de las Operaciones Concretas.
Representa un salto cualitativo en la forma de pensar porque trae consigo la
función simbólica: el niño utiliza simbólos para representar objetos, lugares y
personas; puede retroceder y avanzar en el tiempo.
Características
Logros del
pensamiento preoperacional (de los dos pensamientos)
Comprensión de
las identidades. El niño comprende que, aunque algunas cosas cambien de forma,
tamaño o apariencia, siguen siendo lo mismo. Por ejemplo, su propio cuerpo:
aunque ha crecido, sigue siendo él.
Comprensión de
las funciones. El niño comprende la relación entre dos hechos (por ejemplo,
interruptor luz).
Limitaciones
del pensamiento preoperacional. El pensamiento del niño de esta etapa es
todavía rudimentario:
Centralización.
Razonamiento
transductivo.
Irreversibilidad.
Imposibilidad de pensar que una acción mental puede ir en ambos sentidos. Por
ejemplo, no puede comprender el concepto de restaurar la situación original al
verter agua de un vaso a otro, vasos de diferente forma, aún sabiendo que la
cantidad de agua es la misma.
Enfoque en una
situación. El niño preoperacional todavía se enfoca en situaciones sucesivas
sin enlace, es decir, no puede comprender la transformación de un estado a
otro; no comprende el cambio. Por ejemplo, no entiende que un lápiz al caer
ocupa sucesivas posiciones.
Acción más que
abstracción. El niño preoperacional piensa y aprende mediante un despliegue de
“secuencias de la realidad”, tal como lo haría si estuviese actuando realmente.
Resultado de ello es su excesivo realismo, que atribuye a los sueños y a las
obligaciones morales.
Egocentrismo.
El niño no puede asumir el papel de otras personas. Esto es causado por la
incapacidad para tratar simultáneamente varios aspectos de una situación.
El proceso de
socialización en esta etapa
La
socialización es un proceso mediante el cual el niño adquiere las conductas,
creencias y estándares que tienen valor para su familia y grupo cultural al que
pertenece.
Tercer año
Desarrollo motor
El grupo de 3 a 4 años marca el inicio de la edad preescolar. A partir de los 3 años el crecimiento del niño transcurre mas lento. Las actividades motrices y juegos realizados al aire libre pueden contribuir favorablemente al mismo.
La gran riqueza de movimientos que se expresa en este grupo de edad, pues el pequeño quiere desplazarse constantemente y realizar nuevas proezas, puede tener cierta orientación pedagógica por parte del adulto, sin abusar, ni pretender asumir un papel directivo.
Si consideramos lo expresado con relación al crecimiento, algunas tareas motrices pueden sugerirse al niño realizando los movimientos con gran amplitud, a fin de contribuir al estiramiento de los diferentes planos musculares. El adulto debe ser muy observador de la actividad del niño, debiendo evitar que el pequeño cargue o traslade objetos de peso, así como intervenir cuando el niño realice ejecuciones reiterativas de algunas tareas sin la alternancia de cada miembro, tanto superior como inferior, ejemplo: saltar con un solo pie, lanzar con una mano. En estas tareas debe hacerse énfasis en la atención a la ejecución bilateral. Otras tareas como saltos desde alturas deben realizarse ejecutando la caída en superficies suaves (colchón, césped, arena). Con estas precauciones protegemos las articulaciones, que en esta edad tienen predominio de tejido cartilaginoso, gracias a lo cual se produce el crecimiento.
La intervención del adulto puede estar orientada a proponer al niño algunas tareas y juegos que beneficien el desarrollo de su postura, lo que se logra mediante diferentes actividades que contengan tareas de equilibrio, como: caminar libremente llevando un objeto (sin peso) en la cabeza, caminar por líneas trazadas en el piso, por cuerdas, tablas, bancos, muros; rodar pelotas pequeñas o conos con uno y otro pie (sin calzado), caminar por terrenos con desnivel en su superficie, bajar y subir obstáculos de diferentes alturas, mantenerse en uno o dos pies sobre objetos pequeños, dentro de otras.
El niño de 3 a 4 años realiza muchas acciones por si solo, demostrando mayor independencia que en el grupo de edad anterior. Comienza a diferenciar el color, la forma y el tamaño de los objetos utilizándolos, según sus propiedades, durante las actividades motrices. Se aprecia que a los niños de este grupo de edad, les gusta mucho imitar los objetos y fenómenos de la realidad, ejemplo: imitan que conducen autos, aviones, reproduciendo muchas acciones de la vida cotidiana, por lo que es sumamente importante facilitar al niño el contacto con todo el mundo exterior, a fin de que pueda adquirir suficientes y diferentes vivencias de la realidad.
Resalta en este grupo de edad la curiosidad del niño por todo lo que le rodea, con frecuencia pregunta el por qué de las cosas. Quiere conocerlo todo, saber el nombre de los objetos y su utilidad.
El niño entre 3 y 4 años es capaz de ocupar roles en el juego, por ejemplo: hace como si fuera el chofer y utiliza el aro como timón.
En este grupo de edad comienzan ciertas manifestaciones de acciones cooperativas entre un niño y otro, en ocasiones comparten sus juguetes y realizan algunas acciones en pequeños grupos: lanzar o rodar la pelota en parejas, caminar en grupos pequeños dados de las manos, girar en parejas, hacer rondas jugando en círculos, etc.
La motricidad del niño, en el período de tres a cuatro años, evoluciona como sigue: se desplazan caminando, corriendo y saltando en diferentes direcciones. El desarrollo de la orientación espacial mayormente lo demuestran al lanzar de diferentes formas y hacia diferentes puntos de referencia.
En este grupo ya comienzan a atrapar con las dos manos la pelota que le lanzan rodando y también hacen intentos por capturar la pelota que le lanzan a corta distancia aunque lo realizan con ayuda de todo el pecho.
La acción de rodar la pelota se ejecuta en este grupo con mejor dirección no sólo por el piso, sino también por encima de bancos. Los lanzamientos se realizan con mayor variedad e inician el golpeo de la pelota con un pie.
En este grupo la carrera la realizan combinadamente: corren y caminan, corren y golpean o lanzan objetos; y también cambian la dirección de la carrera al bordear objetos colocados en el piso, si estos se encuentran separados unos de otros.
Además de subir y bajar la escalera con mejor coordinación y continuidad en los movimientos, comienzan a realizar la trepa a un plano vertical (cuerdas con nudos). Esta trepa la ejecutan con el cambio de agarre de las manos sin lograr todavía el desplazamiento de las piernas.
La reptación la realizan por el piso con movimientos alternos de brazos y piernas, pero aun sin buena coordinación y también la ejecutan por bancos donde se sostienen de sus bordes y con una ligera flexión de los brazos, desplazan todo el cuerpo, arrastrándose por el banco. Ejecutan la cuadrupedia en cuatro puntos de apoyo (pies y manos) por arriba de bancos y muros pero sin un movimiento continuo, por lo que se ejecuta descoordinadamente. Cuando realizan esta acción por las tablas inclinadas o a nivel del piso, recurren nuevamente al movimiento antecesor de gateo.
Caminan por tablas en el piso no solo hacia adelante sino también hacia atrás y por arriba de bancos y muros; al final de estos saltan hacia abajo. La mayoría de los niños cuando saltan de esta forma, caen con poca estabilidad y se observan las piernas extendidas en la caída. También saltan desde el piso, a caer sobre un obstáculo a pequeña altura y pasan saltando, objetos de 25 cm. (aproximadamente) de altura, colocados en el piso.
- es capaz de caminar armoniosamente y con elegancia.
- Salta con los dos pies juntos.
- Puede permanecer parado en un pie por un mayor tiempo.
- Su motricidad gruesa ya posee casi todo el equilibrio y la coordinación necesarios para que avance en el desarrollo total.
Desarrollo
cognoscitivo
Entre los 3 y 5 años de edad, el pensamiento de los niños experimenta una gran evolución. Esto es así porque las experiencias del niño con su entorno son cada vez más ricas. El inicio de la escolarización, el desarrollo del lenguaje y el desarrollo psicomotor potencian el desarrollo cognitivo en esta etapa.
La cognición se desarrolla rápidamente en esta etapa. Según Piaget, un referente en el estudio de la psicología infantil, los niños de entre 3 y 5 años se encuentran en un estadio cognitivo preoperacional, también llamado de inteligencia verbal o intuitiva.
Piaget lo denomina preoperacional porque es anterior al pensamiento lógico u operacional.
Cómo piensa un niño entre
los 3 y 5 años
El pensamiento preoperacional del niño se caracteriza por varios aspectos:
Los niños utilizan entre los 3 y 5 años un pensamiento basado sobre todo en la percepción a través de los sentidos. No puede deducir las propiedades que no observa de los objetos. Este pensamiento todavía no es un pensamiento lógico. Se caracteriza por ser un pensamiento simbólico, utilizando la fantasía y la creatividad...
El pensamiento del niño de 3 a 5 años es egocéntrico. El niño es el centro, es la referencia y el punto de partida. No conoce otras perspectivas diferentes a la suya. Cree que todo el mundo piensa, siente y percibe de la misma manera que él. Se focaliza en un solo aspecto de la situación, obviando puntos de vista diferentes.
No relaciona estados iniciales y finales de un proceso, ignora las transformaciones intermedias. Esto quiere decir que sólo comprende lo que ve en el momento. Para el niño de 3 a 5 años siempre es así, las cosas no cambian.
Establece lazos causales entre fenómenos por proximidad (por ejemplo, creer que tener sueño siempre implica que se acerca la noche).
Cree que todo tiene una causa (por ejemplo, las nubes se desplazan para llevar agua a otro sitio). No entienden que algo pueda ocurrir por azar.
Cree que todo está construido artificialmente por el hombre o por un ser superior (por ejemplo, la playa se ha construido llevando arena cerca del agua).
La atención y la memoria en los niños
de 3 a 5 años
A partir de los 2 años, los procesos de atención de los niños son más controlados y planificados que en edades anteriores. Entre los 3 y los 5 años, los niños son capaces, progresivamente, de controlar su atención, dirigirla a algo concreto voluntariamente y planificar sus acciones relacionadas con la atención.
Alrededor de los 3 años, los niños van cambiando rápidamente de una actividad a otra. Hacia los 5 ó 6 años, se calcula que los niños pueden mantenerse en una misma actividad, preferentemente un juego, durante unos 7 minutos de media.
En cuanto a la memoria, los niños de 3 a 5 años empiezan a ser capaces de utilizar estrategias para memorizar, como repetir, narrar o señalar lo que han de recordar.
La memoria autobiográfica (recuerdos de la propia existencia) es la que se desarrolla más pronto (entre los 2 y los 4 años, los niños son capaces de describir sus recuerdos). Este tipo de recuerdos constituirán la base que necesita el niño para poder generar nuevos conocimientos.
- Ya es capaz de predecir que después del desayuno ira al colegio.
- Construirá torres de mas de 10 cubos y armara trenes y torres cada vez mas complejos.
- Identifica todas las figuras geométricas.
- Reconoce los colores primarios.
Desarrollo del
lenguaje
El desarrollo del lenguaje en los niños de 3 a 5 años está en una fase de rápida y notable evolución. Los niños adquieren rápidamente nuevas palabras y comprenden cada vez mejor el significado de las mismas. También comienzan a articular y a pronunciar las palabras con mayor exactitud. En esta etapa es cuando el uso del lenguaje se va sofisticando y haciéndose más complejo.
El desarrollo del lenguaje en los niños de 3 a 5 años se caracteriza porque, progresivamente, el niño es capaz de aunar en sus expresiones todas las dimensiones que distinguen al lenguaje humano (fonológica, semántica, sintáctica y pragmática).
En relación con el desarrollo fonológico (referido a la pronunciación de las palabras), los niños de 3 a 5 años tienen cada vez mayor capacidad para distinguir los sonidos y fonemas que integran el habla. Esto, a su vez, permite a los niños emitir verbalmente un mayor número de sílabas. Por ello, el habla de los niños de 3 a 5 años es cada vez más comprensible al oído del adulto, ya que estos niños articulan y pronuncian cada vez mejor.
Es característico del lenguaje en los niños de 3 a 5 años las simplificaciones de algunos fonemas. Así, es habitual que los niños de 3 a 5 años sustituyan un sonido por otro (como "dojo" por "rojo"), asimilen un sonido a otro próximo ("bobo" por "globo") o simplifiquen la estructura silábica ("fante" por "elefante"). Hacia los 5 ó 6 años de edad, con la iniciación a la lectoescritura, los niños empiezan a tener una mayor conciencia fonológica y estas simplificaciones empiezan a superarse.
En cuanto al desarrollo semántico (referido al significado de las palabras), los niños de 3 a 5 años experimentan una ampliación notoria de su vocabulario. Desde los 20 meses de edad hasta los 6 años, aproximadamente, se produce una "explosión del vocabulario" del niño, puesto que la velocidad de adquisición de nuevas palabras empieza a ser mucho mayor que en edades anteriores. En esta etapa, los niños adquieren una media de entre 5 y 9 palabras nuevas al día.
Es muy frecuente que los niños de 3 a 5 años cometan sobregeneralizaciones, es decir, usan la misma palabra para entes parecidos (por ejemplo, cuando se utiliza la palabra perro para llamar a cualquier animal con cuatro patas).
Asimismo, son frecuentes las infraextensiones o limitación del uso de una palabra a ciertos ejemplares de la clase a la que se refiere (por ejemplo, usar la palabra cubo sólo para referirse a un tipo determinado de cubo que le es familiar).
A medida que el niño va conociendo y experimentando el mundo que le rodea con la ayuda de los adultos, su conocimiento y aplicación del significado de las palabras será cada vez mayor y más concreto y exacto.
En cuanto al desarrollo morfológico y sintáctico (referido a la gramática del lenguaje), los niños de 2 años comienzan a usar pronombres personales y posesivos (mi, mío) y empiezan a usar variaciones de género y número, pero cometen errores de concordancia. Estos errores son comunes hasta los 6 años de edad, aproximadamente. También, es en esta etapa del desarrollo del lenguaje cuando los niños comienzan a construir frases. Primero son frases muy sencillas, combinaciones de 2 ó 3 palabras hacia los 2 años de edad. Poco a poco las frases aumentan en complejidad y longitud.
En cuanto al desarrollo pragmático (referido a las funciones del lenguaje), el lenguaje de los niños de 3 a 5 años es cada vez más sofisticado en la utilidad e intención que le dan al lenguaje. Primero se limitan a usar el lenguaje para pedir a sus padres lo que necesitan. Poco a poco pueden usar el lenguaje para establecer contacto, expresar sentimientos, dar información, hacer preguntas... Entre los 2 y los 4 años los niños comienzan a ser capaces de mantener una conversación.
- Aumenta la utilización de verbos posesivos y plurales.
- Realiza constantemente preguntas acerca del ¿por qué? De las cosas.
- Busca darle explicación a todo lo que sucede.
- Cantara, con entonación trozos de canciones.
- Dirá su nombre y su apellido cuando se lo pregunten.
Desarrollo
socioafectivo
El desarrollo social en los niños de 3 a 5 años se caracteriza porque los niños comienzan a relacionarse con sus iguales: surgen los primeros amigos. El niño ya no está sólo con su familia, comienza a relacionarse mediante el juego con otros niños. Esto le abre un gran número de posibilidades de aprendizaje y evolución que en la familia es más difícil alcanzar.
El desarrollo social de los niños de
3 a 5 años se caracteriza por el comienzo de las relaciones con los iguales:
surgen los primeros amigos.
A partir de los 2-3 años de edad, los niños comienzan a tener
relaciones con otros niños, principalmente porque muchos de ellos comienzan a
ir a la escuela. Hasta los 2 años, la experiencia social de los niños se basa
en relaciones con adultos. Así, los niños de 3 a 5 años se enfrentan a una
nueva perspectiva social en esta etapa.
Las relaciones con los iguales(relaciones horizontales) se basan en la
igualdad, la reciprocidad y la cooperación entre personas que tienen edades y
habilidades semejantes.
El niño debe buscarse un lugar en el grupo de iguales que ha de ganarse
por méritos propios. En la familia, este lugar está garantizado, pero con los
iguales, el niño tiene que conseguirlo.
A través de las relaciones con los iguales, el niño aprende una
serie de competencias (por ejemplo, las relacionadas con la resolución de
conflictos) que son más difíciles de aprender en la relación con los adultos.
La amistad en los
niños
de 3 a 5 años
La importancia de la relación con los iguales deriva en la aparición de
las primeras relaciones de auténtica amistad.
Una característica de las relaciones de amistad en todas las edades es
el parecido entre sus protagonistas. Entre los 3 y los 5 años esto es muy
notorio. Los niños se sienten atraídos por otros niños que se comportan de
manera parecida a la suya y del mismo género. Es muy habitual que los niños de
entre 3 y 5 años seleccionen amigos de su mismo género.
Las interacciones con los amigos en los niños de 3 a 5 años se
caracterizan por la cooperación, la ayuda, el consuelo,
etc. Las formas de juego entre amigos son más complejas y el número de
conflictos entre ellos es mayor que con otros niños, pero se resuelven con
mayor facilidad.
El desarrollo del lenguaje, cada vez mayor, de los niños de
3 a 5 años hace posibles intercambios sociales más complejos. Los niños pueden
expresar emociones, pedir y dar información, etc. Estas habilidades
comunicativas son esenciales para el desarrollo social, puesto que constituyen
una herramienta fundamental en las interacciones entre iguales.
Además, el desarrollo emocional de los niños de esta
edad facilita, también, las relaciones entre iguales, puesto que ya pueden
gestionar y controlar mejor sus reacciones emocionales.
El desarrollo emocional de los niños de 3 a 5 años
se basa, sobre todo, en el conocimiento de sí mismos y de las normas y valores
sociales. Desde esta perspectiva, las emociones de los niños de esta edad son
cada vez más complejas. Asimismo, en la etapa de 3 a 5 años, los niños
comienzan a controlar sus emociones. Ya son capaces de ocultar algunos
sentimientos a los demás.
El desarrollo emocional
de los niños
de 3 a 5 años
se centra especialmente en la capacidad, cada vez mayor, de expresar las
emociones y en la comprensión y el control de dichas emociones.
Desde muy pequeños, los bebés experimentan y expresan distintas
emociones. Primero se trata de emociones globales que, progresivamente, se
hacen más específicas.
Entre los 2 y los 3 años se produce un logro importante
en el desarrollo emocional de los niños: comienzan a experimentar emociones
complejas relacionadas con el descubrimiento de sí mismos como personas únicas
(emociones autoconscientes) y vinculadas también a la relación con los demás
(emociones sociomorales).
Las más importantes de estas emociones complejas son
la vergüenza, el orgullo y la culpa. Para que un niño pueda experimentar estas
emociones es necesario que conozca normas y valores sociales, que sea capaz de
evaluar su propia conducta y que pueda atribuirse a sí mismo el éxito o el
fracaso de sus acciones por ajustarse o no a dichas normas y valores.
El mayor dominio del lenguaje que tienen los niños de entre 3 y 4 años de
edad influye enormemente en el desarrollo emocional. Los niños ya son capaces
de expresar sentimientos a través del lenguaje. El hecho de nombrar los
sentimientos ayuda a conocerlos mejor.
Otra emoción que cobra importancia entre los 3 y los 5 años de edad es
el miedo. En estas edades es frecuente que aparezcan el miedo a la
oscuridad o a seres imaginarios (como los monstruos). Esto se relaciona con el
desarrollo del pensamiento en esta etapa, que permite a los niños imaginar,
anticipar peligros, etc.
Comprensión y
control
de las emociones
Desde los 3-4 años de edad, los niños saben que determinadas situaciones producen ciertas emociones. Por ejemplo, los niños saben que si
e portan mal, sus padres se enfadarán con ellos y esto les producirá tristeza.
A partir de los 4-5 años, los niños pueden contextualizar mejor
las emociones, valorando si consiguen lo que desean en función de lo
importante que sea para ellos el objetivo perseguido.
Además, en cuanto al control de las emociones, hacia los 3-4 años de
edad los niños son capaces de ocultar sus emociones en determinadas
situaciones.
A partir de los 5-6 años, los niños comprenden realmente la
diferencia entre una emoción real y una emoción expresada. Así, pueden ya ocultar deliberadamente determinados
sentimientos. Este es un primer paso del control emocional, que se
sofisticará con el paso del tiempo.
- Será capaz de comprender que todo juego en grupo tiene reglas.
- Esta más independiente de su madre y del núcleo familiar.
- Es capaz de vestirse y desvestirse solo.
- Tiene preferencia por un muñeco en especial